miércoles, 6 de julio de 2011

La Educación en mi familia...INVOLUCIÓN

Vengo de una familia de clase media. Mi madre se educó en el Liceo Juan Antonio Ríos, y mi padre en el Liceo Manuel de Salas, en esa época dependiente de la Universidad de Chile. Mis padres cursaron la enseñanza básica y media en establecimientos donde se aplicaba la Educación Experimental. Luego, ambos entraron a la Universidad de Chile en la época en que estudiar era gratis (ambos son de la década del 40, o sea fueron universitarios a fines de los 50 y principios de los 60). Mi madre estudió Pedagogía en Inglés y mi padre Ingeniería Civil.

Yo, 40 años después, me eduqué en colegios públicos; cursé la básica en la Escuela E-250, y la enseñanza media en el Liceo Rafael Sotomayor. Este último pasó de ser subvencionado a particular-subvencionado cuando yo estaba en 2° o 3° Medio, lo que significaba pagar algo así como $8.000 al mes. La verdad, no noté ninguna diferencia, excepto porque cambió el color de la corbata. En esa época el alcalde de la comuna de Las Condes, comuna donde se encontraba mi liceo, era justamente, Joaquín Lavín.

Dí la P.A.A. 3 veces. A pesar de haber sido siempre de las mejores de mi curso, ranking que en la práctica de poco valía porque las notas más altas solían ser muchísimo más bajas que las de estudiantes de colegios privados, no logré alcanzar el puntaje requerido para estudiar Odontología en la Chile, que era mi sueño en aquel entonces. Ese año, la carrera se impartía por primera vez en una universidad privada, la Universidad Mayor. El puntaje sí me alcanzaba para entrar, pero los aranceles eran de locos. La carrera costaba 3 veces lo que costaba en la U de Chile. Ni siquiera se planteó como posibilidad. Ese año, nuevamente mi papá salió al rescate y me pagó el preuniversitario, a esas alturas evidentemente necesario para poder obtener un mejor puntaje en la P.A.A. y así poder entrar a una universidad tradicional al año siguiente.

Olvidé decir que soy la menor de 4 hermanos. Los otros 3 ya estaban estudiando. Mi padre, empleado público, se dedicó a ahorrar toda su vida, lo que le permitió pagarnos a los 4 la universidad sin recibir nigún tipo de beca ni de crédito de parte del Estado. Tampoco teníamos casa propia, por lo que con su sueldo además, tenía que lograr pagar el arriendo mes a mes, y por su puesto, cubrir los gastos que cualquier familia con 4 hijos tiene.

Postular a becas era inútil porque para las entidades estatales no éramos lo suficientemente pobres ni lo suficientemente brillantes. Y del crédito ni hablar, mi papá sentía que era su obligación pagarnos la educación fuera como fuera; siempre odió el concepto “deuda”, nunca se manejó con tarjetas de crédito de ningún tipo, y por lo tanto, no nos hubiera dejado jamás con la preocupación de tener que pagar un crédito universitario (que tampoco hubiera sido demasiado alto en relación al arancel, aduciendo a la “insuficiente pobreza económica” de la familia). Otra cosa hubiera sido la real tasa a pagar de haber logrado obtener el famoso crédito.

Y pienso…pobre papá. Si no hubiese sido por sus ahorros, JAMÁS hubiéramos podido estudiar. Sin embargo, es algo que nunca se cuestionó. Íbamos a ir a la universidad. Probablemente porque él y mi madre fueron, y mis abuelos también, situación bien excepcional en las familias chilenas.

A pesar de haber estado siempre en las primeras del curso como dije anteriormente, mis notas nunca fueron sobresalientes ni mucho menos brillantes. Sin embargo, siempre estuve dentro de los primeros 5 puestos del ranking de mi curso, por lo cual el mismo alcalde, Joaquín Lavín, nos premió abriéndonos una cuenta de ahorro desde 1° medio a los mejores alumnos. Al salir de 4° medio, tomé esas 45 lucas y me fui a la playa a parrandear. (¿Para qué más me hubieran alcanzado?)

De mi generación, al 80% de mis compañeros ni siquiera les alcanzó el puntaje de la P.A.A. para postular a las universidades del consejo de rectores (sacaron bajo 450 puntos). Esto demuestra que a pesar de haber sido formados en un liceo científico-humanista, la gran mayoría NO salió preparada para rendir como estudiantes de una carrera profesional.

En fin, la GRAN diferencia entre la educación que recibieron mis padres y yo, es que ellos tuvieron educación GRATUITA Y DE EXCELENCIA desde 1° básico, hasta el último año de sus carreras universitarias.

Y es que, la diferencia crucial, radica en que los jóvenes de esa época (salvo aquellos que vivían fuera de Santiago) tuvieron las mismas oportunidades de llegar a la universidad, porque la preparación básica (preparatoria) y media (humanidades) era gratis y buena para todos (al menos, para todos aquellos que efectivamente quisieran estudiar). Entonces llegaban a la universidad los mejores. No los salidos de colegios privados, no los con más plata, no los hijos de empresarios, sino los mejores. Así de simple. Y como era gratis estudiar, las carreras se elegían por vocación, por lo tanto, los profesionales de esas generaciones eran realmente de primer nivel. En ese entonces el esfuerzo de las familias consistía en comprar libros, en mantener a los hijos hasta que salieran de la universidad. No en cómo endeudarse para lograr cubrir aranceles INALCANZABLES. Muchos de ellos se dedicaron a la academia décadas más tarde, e hicieron carrera abriéndose paso entre pares igualmente estudiosos, capaces, brillantes.

Muchos de ellos además, fueron la primera generación de universitarios en sus familias, lo que mejoró sustancialmente su calidad de vida, incrementándose directamente el ingreso familiar por encontrar trabajos mejor remunerados que el que sus padres no universitarios pudieron tener. Entonces quedaron con la idea que HOY ser universitario es lo mejor del mundo. Pero se EQUIVOCARON.

Resulta que hoy existen cientos de universidades. Además de las tradicionales hay privadas. Hay institutos profesionales, técnicos y de varios otros tipos. Hay carreras que en un lugar duran 4 años y en otros 5. Hay lugares donde no puedes entrar para ser ingeniero simplemente porque no te dio el puntaje (o el seso), pero si pagas “un poquito más”, se te abren las puertas de otros lugares donde sí puedes cumplir tu sueño.

El resultado de todo esto, es lo que todos conocemos. El gasto en educación superior pasó a ser reponsabilidad directa de las familias, y la gente trabaja solamente para lograr que sus hijos tengan algún título (no importa cuál ni de dónde sea)... pero como los colegios son tan descaradamente pencas y malos, evidentemente o van a tener que invertir en preuniversitarios o en universidades privadas, o de frentón tendrán que ajustar su vocación y habilidades a algo que cuadre con el bolsillo familiar. ¿Para qué? Para tener que terminar trabajando en otra cosa (porque pucha que está copado de periodistas, por ejemplo), o para terminar “quitándole” un poquito del nicho a la siguiente carrera más parecida y “facilita” con más pega (como pasa con arquitectos y diseñadores industriales, industriales con gráficos, gráficos con diseñadores web, diseñadores web con el que se bajó el tutorial en internet y así…) o simplemente para encontrar un trabajo y pelear el puesto entre cientos de postulantes, lo que tiene como efecto directo sueldos paupérrimos y que a esas alturas, apenas alcanza para pagarse un techo donde vivir y la deuda del préstamo o crédito que te ayudó a tener ese cartoncito tan anhelado. Y resulta que todavía falta la casa propia, y para mejorar otro poquito la actual situación económica, recurrir al máster (ojalá en el extranjero, adquiriendo un nuevo préstamo) que ahora parece ser tan necesario para sobresalir entre tanto “profeshional”. Sin embargo, cada vez se hace más popular la famosa frase "su currículum está sobre calificado para este puesto de trabajo".

Yo lo único que pienso es que pucha que me hubiera gustado que mi papá hubiera guardado toda esa plata que "invirtió" en mis estudios superiores (ni se imaginan todo lo que gastó sólo en mí) para comprarse una casita, que yo feliz hubiera estudiado una carrera técnica (si sólo hubiésemos considerado la posibilidad), algo cortito, entretenido y que me hubiera permitido ganar más lucas que las que estoy ganando ahora. Que se hubiera angustiado tanto menos, capaz que hasta hubiera vivido un poquito más.

No entiendo que hayan pasado 30 años sin que ningún pelota haya hecho nada al respecto, que nuestro actual presidente como empresario que es, avale la deuda (lo que me parece por formación simplemente INMORAL), que facilite el crédito, que alcahuetee los aranceles estratosféricos, el lucro indiscriminado, que nadie regule nada, que existan casos como “criminalística” o la “Universidad Gabriela Mistral”, que hayan más profesionales que puestos de trabajo, que ofrezcan becas para los que compiten con los otros que reciben una educación igual de mala, que los que salen de colegios científico-humanistas no salen lo suficientemente preparados como para entrar a la universidad y que los que salen de colegios técnicos no salgan realmente preparados como técnicos, que nivelen “pa’abajo” constantemente, que hijos de ministros ganen becas, que políticos inviertan en planteles educacionales o en empresas que lucran con planteles educacionales (dónde mierda quedó la probidad!), que haya directores de escuela y tantos otros en cargos públicos que TODAVÍA NO PAGAN sus propios créditos universitarios (una espiral descendente que no parece tener fin y que comprueba lo malo del sistema actual), que ocupen la plata de todos para seguir con este puto esquema, con este patrón penca y ladrón.

Lo único que sé, es que si tengo un hijo, invertiré en libros. Y si cuando tenga 17, ir a la universidad sigue siendo un castigo para las familias chilenas, entonces que mis padres y mis abuelos me perdonen, pero lamentablemente mi primogénito, será el primero de la primera generación de mi familia (en casi 100 años) en NO tener estudios superiores.















Twitter: @criandotortugas

2 comentarios:

Valeria I. Avilés R. dijo...

Mi abuelo Samuel estaba muy enfermo ya, cuando se publicaron los resultados de la PAA, los que informaban que entraría a la tan ansiada Universidad después del correspondiente preuniversitario claro está. El no fumaba hace 20 años y pidió encender un cigarro y lloró mucho, se emocionó, era yo la primera en la Familia en acceder a la universidad. Que bueno que no está para ver que pago todo lo que gano, y que no me alcanza para pagar el crédito universitario del 80% con el que estudié... Aunque las historias guardan ciertas diferencias, el punto es el mismo, lo que exigen los estudiantes en las calles o en sus colegios en toma es algo que va más allá, algo a lo que no he escuchado respuesta en ni una de la "propuestas" de este gobierno ni de los gobiernos anteriores anteriores, es más no he escuchado real intención de comprender, es realmente preocupante, da pena. Hoy leí esta columna http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2011/07/07/una-revolucion-moral-para-chil.asp

Anónimo dijo...

Hace rato que quería contarte que me sentí bien cercano tu escrito,yo también me eduqué en un liceo experimental tenía tremenda infraestructura,buenos profes,infinidad de talleres extraprogramáticos,autodisciplina (sin inspectores)éramos una pequeña ciudad que funcionaba muy bien cada uno con sus deberes y derechos,mis padres no pagaron ni un peso por la educación de privilegio que recibí, en ese entonces ni ellos ni menos nosotros podíamos siquiera vislumbrar el presente que viven nuestros hijos. Cuando cayó la UP el colegio fue de a poco desmantelado con todos nosotros adentro,impactados,atontados,asustados,angustiados,enmierdados etc.nuestros maestros(los que no fueron despedidos,los que volvieron)nos decían deben terminar el colegio,en la universidad serán libres de manifestarse por lo creen ¡! en fin pasaron dos años y terminamos,pero la promesa de la universidad ya no era para los más capaces todos debían pagar lo mismo fuera hijo de obrero o gerente.Adivina quienes empezaron a quedar fuera de las U.cuento corto de mi generación somos 8 profesionales univers.y el resto aprendieron oficios varios para poder sobrevivir, qué pena habían sido preparados para otra cosa.En cambio en la generación de mis hermanos hay ene profesionales ¿por qué? tenían 4 y 6 años más que nosotros,estudiaron todo gratis
Una reflexión ,cuando el país era más pobre pudo dar ed.gratis y de calidad,entonces se puede.Pero...¿se quiere realmente convertir a una masa de jóvenes en ciudadanos opinantes,demandantes,activos intelectualmente?Mira que yo creo que es más fácil tener a generaciones de jóvenes al margen de todo lo importante y darle harto circo,te mando un fraternal saludo
lolybg