miércoles, 25 de mayo de 2011

El niño que quiere dar pasos de grande

Los dejo con un texto que escribió Cristian Vargas. Lo subió a Facebook y le pedí permiso para subirlo y publicarlo aquí. Lean y verán porqué.

"La imagen me parece decidora, un niño pretendiendo hacer cosas de grande, viendo como los grandulones que lo criaron y le dan de comer hacen sus tareas con desmesura, arrasando torpemente con lo que les rodea, sin capacidad de ser sutiles ni mucho menos pausados, así, el pequeño quiere llegar a ser un adulto con modelos mediocres. Así veo a Chile, un país pequeño y de corta edad, tal vez un púber que no se asume como tal y que tal como un niño apresurado y torpe pretende hacer cosas de grande, de grandes que -por agregado- ya hacen las cosas mal.

A esta altura resulta casi crónico, me parece que fue ayer, cuando en el colegio escuchaba a mi profesor de Historia y Geografía resaltar que tenemos "la mina a tajo abierto mas grande del mundo", "la mina subterránea mas grande del mundo", que "casi casi tenemos el monte mas grande de América", pretendían demostrarnos que podíamos ser grandes, avasalladores, esto ya se venía incubando como una especie de complejo virulento.

En la actualidad se ha hecho usual resaltar que hacemos obras monstruosas como si eso contuviera valor en si mismo. Últimamente veo el orgullo infantil que causa el tener el edificio mas alto de Sudamérica. El rescate de mineros mas profundo del mundo dio una especie de oportunidad para que el gobierno de turno alardeara en todo el globo y sin pudor alguno. Casi de manera grotesca y vergonzosa se deja divisar un dejo de orgullo incluso en tener las catástrofes mas destructivas del mundo, que son exaltadas como "logros" o no se que en la TV. (terremotos 1960 y 2010). El afán gigantista ha llegado como una bandera izada por un sistema de mercado en que lo gigante representa su valor fundamental, "hay que salir a comerse el mundo" parecieran decirnos, ahora, en consecuencia, arrasar con parte de la Patagonia virgen resulta casi de perogrullo, algo casi obvio, de una normalidad siniestra para los pocos pero poderosos que enarbolan esa bandera, los que se empoderan del país con sus pretensiones colosales.
Mientras esto sucede nos vamos dando cuenta que las cosas de grande no nos quedan, que a cada paso que damos con los zapatos del papá rompemos lo que nos rodea y desaprovechamos la oportunidad de imaginar, de expandir nuestra creatividad de niño ya casi opacada, de ser en el futuro un país adulto pleno, uno que creció haciéndose camino en las singularidades de la infancia, que avanzó en su desarrollo con contenido, conciencia e imaginación, sin dejar jamás de mirarse a sí mismo."


Cristian Vargas Carreño

1 comentario:

achiK dijo...

Completamente de acuerdo
Ese atarantamiento por resaltar y que nos vean a toda costa. Y confiar que el que está mas arriba debe saber (probablemente lo que si sepa es aprovecharse del mas chico) y no cuestionarse nada.

Buen articulo
Saludos